Te has adueñado de mi vida, de mi felicidad, de mi cama, de mi hambre, de mis lágrimas, de mi sufrimiento, de mis risas, de mi sonrisa, de mis fotos y hasta de mis libros. Ya no hay nada que pueda hacer sin recordarte, sin pertencerte un poco nada más. Me tiemblan las manos cuando leo un libro de esos que un día me recomendaste que lea porque se que encontraré tus mejores prefacios en ellos, porque encontraré algo tuyo, y aprenderé un poco más de ti, de lo que queda en las hojas amarillas y polvorientas de mi biblioteca, donde guardo un papel entre medio de uno de los libros que solía ser tu favorito que reza "te quiero, con amor". Si algo haces ahora, es olvidarme con tu mejor dedicación.
martes, 25 de diciembre de 2012
Te has adueñado de mi vida, de mi felicidad, de mi cama, de mi hambre, de mis lágrimas, de mi sufrimiento, de mis risas, de mi sonrisa, de mis fotos y hasta de mis libros. Ya no hay nada que pueda hacer sin recordarte, sin pertencerte un poco nada más. Me tiemblan las manos cuando leo un libro de esos que un día me recomendaste que lea porque se que encontraré tus mejores prefacios en ellos, porque encontraré algo tuyo, y aprenderé un poco más de ti, de lo que queda en las hojas amarillas y polvorientas de mi biblioteca, donde guardo un papel entre medio de uno de los libros que solía ser tu favorito que reza "te quiero, con amor". Si algo haces ahora, es olvidarme con tu mejor dedicación.
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