viernes, 6 de abril de 2012


Sabes esa sensación, esa en la que te acercas y llegas casi a tocarme, gritándome todas las cosas que han dado vueltas en mi cabeza durante tanto tiempo, pero a la misma vez sigues lejos, llevándote lo poco razonable que podría quedarme. Nunca seré capaz de leer la mente pero créeme, las cosas del corazón saltan a la vista por más que las tratemos de ocultar, o por lo menos eso afirman los rumores. Mientras tanto no hago más que hacer y deshacer maletas, tratando de llevarme sólo lo necesario, poco equipaje que lo demás se consigue en el camino. Voy enredando y desenredando los hilos que cosen mis días. Aguantando tardes soporíferas, sueños que tardan en aparecer, miedo a todo lo que va cambiando alrededor, y también miedo a la estabilidad de ciertas cosas. Pero ya sabes, nunca quise cerrar la ventana del todo y dejo ese resquicio por el que se cuela el aire, y quién sabe si algo más... 

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Maira Gall