No le importa que se vaya de allí, es más será la persona que más se alegrará cuando lo haga.
Él sonríe, y le mira, y le abraza. La cabeza de ella encaja perfectamente con su cuello.
Ahora vuelven a sonreír y se separan. Ella se pone de puntillas, se acerca a su oído. sin apenas voz y con los ojos cerrados, le dice muy bajito que por favor no se vaya a ir, al menos de su vida.
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